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miércoles, 5 de mayo de 2010

La moda y las ilusiones

Hoy día, la gente se preocupa bastante por sí misma: su estado físico y psíquico es objeto de una constante atención. Desde los textos de autoayuda, todo género de saber prolifera para que el individuo haga un mejor uso de su vida, para que pueda sentirse cómodo y disfrutar más: el bienestar se ha tornado una preocupación constante.

Alimentarse con comida genuina, tomar clases de baile, ir al gimnasio, conocer la propia sexualidad para obtener más placer, viajar, aprender a relacionarse, vestirse de manera adecuada y con el look más idóneo son actividades que se han vuelto normales: en pocas palabras, estar sanos, esbeltos, tener buena apariencia.

La comunicación generalizada contribuye de forma importante para que estas actividades sean realizadas de manera oportuna.

A pesar de las ocasionales ilusiones de omnipotencia, el narcisismo espera de los otros la confirmación de su autoestima. No puede vivir sin un público de admiradores.

Su aparente libertad respecto de los vínculos familiares y de los vínculos institucionales no lo hace más autónomo u orgulloso de su propia individualidad.

Por el contrario, ella promueve la inseguridad, que sólo puede ser superada captando en las atenciones de los demás el reflejo de su yo grandioso o también asociándose con quien goza de carisma, fama y poder. Para el narcisista el mundo es un espejo, mientras que para el individualista primitivo era tierra de nadie a modelar según su voluntad.

La pantalla televisiva es hoy día el nuevo espejo de "Narciso”...

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